Debido a los largos trámites burocráticos, no fue hasta noviembre de 2011 que Tesoros recibió un permiso para exportar legalmente una especie nativa, la rana venenosa de rayas amarillas ( Dendrobates truncatus ). En 2015, obtuvo permisos para varios otros, como la rana venenosa verde y negra ( D. auratus ), la rana venenosa Kokoe ( Phyllobates aurotaenia ) y la famosa rana venenosa dorada ( P. terribilis ). Ahora, Lozano cría siete especies de ranas venenosas, entregándolas principalmente a Estados Unidos y Europa, pero también a Asia.

La más buscada es la rana Oophaga de Colombia, un llamado “alimentador de huevos obligado”, cuyos renacuajos deben ser alimentados a mano, con huevos individuales no fertilizados, replicando el comportamiento de las ranas madres en la naturaleza. “Es muy laborioso, pero también son las especies más amenazadas y deseadas”, explica Lozano.

La demanda de aquellas especies que son difíciles de criar en cautiverio es muy alta – Sandra Flechas. Sus esfuerzos para reemplazar las ranas capturadas ilegalmente lo han hecho famoso entre los coleccionistas estadounidenses, quienes, en parte gracias a Lozano, buscan cada vez más animales ecológicos comercializados legalmente. La producción de estos especímenes de Oophaga por Tesoros ha aumentado de 30 a 150 al año, pero la oferta aún no puede satisfacer la demanda.

Robert Zahradnik, un coleccionista de 37 años con sede en Colorado, afirma que la cría legal ha obligado a muchos coleccionistas a cambiar de mentalidad. “Ahora existe la presión de los compañeros para comprar ranas sostenibles”, dice. “Cualquier publicación de ranas cuestionables en las redes sociales encuentra resistencia [por parte de la comunidad] en forma de comentarios que denuncian los orígenes. Mientras tanto, las ranas sostenibles de Tesoros se consideran algo de lo que estar orgulloso”.